Una sociedad de derechos, sin reciprocidad, está condenada a…

En las campañas presidenciales en México simplemente se ha ido fortaleciendo el olvido de la reciprocidad, cayendo cada día más en una sociedad de derechos, mas no de obligaciones.
4 Abril, 2024
Comunidades
Comunidades

“No preguntes qué debe hacer el gobierno por ti, mejor qué puedes hacer por tu país”

J.F. Kennedy

 

Desde que el ser humano se asentó en comunidades se definieron de manera informal derechos y obligaciones. El corazón de éstas se fundamenta en la reciprocidad. Sin ésta, simplemente no hay sociedad.

En un interesante libro R. Rajan argumenta que los tres pilares de un sistema social son el mercado, el Estado y la comunidad. Los tres interactúan de manera cercana de manera que, si uno falla, irremediablemente el propio sistema social se ve alterado. Para este autor, el mundo ha ido olvidando el pilar de la comunidad.

Es en ésta donde la interacción entre las personas toma lugar y nace la organización social que se decanta en servicios como la educación, la salud, la seguridad pública, entre otros. Está basada en reciprocidad, donde de manera informal nacen los derechos y las obligaciones de los miembros de la propia comunidad. El mundo era mejor en una sociedad donde existía, pues, la reciprocidad.

No obstante, se ha ido olvidando este sentido de acciones que involucran dar y recibir en una sociedad. El Estado y el mercado han ido haciendo a un lado a la comunidad con toda esa riqueza que puede brindar y que se traduce en mejor educación, salud y seguridad pública. 

El mercado, con sus conocidas fallas, ha validado la expresión de “que no conoce la moral” (aserción falsa si uno lee a Adam Smith, quien ha sido malinterpretado, a decir de Jacob Soll).

El Estado, por su parte, ha ido creando una sociedad de Derechos (las más de las veces por motivos electorales), y ha ido haciendo a un lado, lentamente, las obligaciones de los ciudadanos, más allá de la tributación. Es decir, ha ido sustituyendo a las comunidades y con ello la reciprocidad. Paul Collier nos hace un relato al respecto que vale la pena leer.

Relato esto porque en la campaña presidencial en México simplemente se ha ido fortaleciendo el olvido de la reciprocidad. Las dos candidatas, emulando lo que se inició a principios de siglo pero que cristaliza AMLO, se han dedicado a prometer para ampliar los derechos. Eso está bien, no lo desdeño, pero como país estamos cayendo cada día más en una sociedad de derechos, mas no de obligaciones (y no hablo solo de tributación, al igual que Collier) y, peor aún, de reciprocidad.

En las actuales campañas electorales hemos escuchado hasta el cansancio que l@s candidat@s de todos los partidos políticos han ofrecido una interminable lista de programas sociales; lo mismo las candidatas a la presidencia, que aquell@s que pretenden una senaduría, una diputación, una gubernatura o una presidencia municipal.

Un@s ofrecen reducir la edad del retiro, otr@s incrementar el monto de las becas escolares; otr@s más transferencias gubernamentales, mientras que otr@s declaran que añadirán derechos que no están actualmente en la Constitución. Incluso los defensores de una de las partes insisten en hacerle saber a la población que fueron ellos quienes los introdujeron a la Constitución, por si la otra parte quiere colgarse medallitas (asunto irrelevante, desde mi perspectiva). Nada en la Carta Magna ha cambiado respecto a las obligaciones de los ciudadanos.

Los ideólogos de Morena y de la oposición reparan demasiado en que la obligación es solamente tributaria (no en las campañas, sino en corto), condenando la participación social en ese sentido a solo una parte de la población (que no está mal, pero no es lo único). Para rescatar el tejido social es necesario volver a la comunidad que es el espacio donde se replantearían obligaciones a la par de los derechos.

En mi opinión, nos estamos dirigiendo hacia una sociedad de derechos sin reciprocidad. Esto profundizará las contradicciones sociales, las que van generando sus fantasmas lentamente, hasta que esos toman forma. Una vez así, el retorno es difícil.

Fausto Hernández Trillo Fausto Hernández Trillo Investigador y académico del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE). Experto en finanzas públicas, macroeconomía y sistema financiero. Investigador Nacional Nivel III. Doctor en Economía por la Universidad Estatal de Ohio, EU, y profesor visitante en universidades de México y Estados Unidos. Autor de 3 libros y de decenas de artículos académicos. Conferencista y consultor de organismos internacionales y del gobierno mexicano y galardonado con el Premio de Economía Latinoamericana "Daniel Cosío Villegas".

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