¿Existe complicidad de los medios con el poder?

Según el Digital News Report 2023 del Instituto Reuters y la Universidad de Oxford, la confianza en las noticias en general que se difunden en México ha caído a una tasa de 36%, desde el 49% en 2017.
15 Abril, 2024
La prensa en México.
La prensa en México.
EL FIN DE LOS MEDIOS

Cuántas veces ‘prensa vendida’; cuántas otras ‘ya les llegaron al precio’.

Esas han sido expresiones corrientes que impactan en el activo más preciado de los medios con argumentos que descalifican la selección o sesgo de una noticia, porque sólo atiende a una versión en conflicto, porque da más espacio a una opción política que a otra.

Y aunque un medio se esfuerce por ser imparcial, la maquinaria publicitaria o propagandística en su contra puede ser tan poderosa que pasa por encima del medio en cuestión para poner en entredicho su credibilidad y reputación.

Por ello es llamativa la supervivencia de tantos medios en México. Sólo en la Ciudad de México, la Secretaría de Gobernación tiene registrados hoy 98 títulos, considerando diarios y revistas. Todos publican noticias en internet y algunos aún lo hacen en papel.

Pero, ¿cómo sobreviven, si muchos son blanco de ataques, contra su agenda y contra sus periodistas al tiempo de que internet, las redes sociales, los contenidos gratuitos –y ahora la inteligencia artificial– roban su atención?

La respuesta parece sencilla: dan un servicio a la sociedad y es la misma sociedad la que estimula su existencia con audiencia, publicidad y propaganda política.

Esa es la fórmula que les da vida, aunque hay elementos y acentos editoriales, no siempre visibles, que son rasgos de complicidad con intereses y estructuras del poder que los propietarios de los medios no niegan explícitamente. Se vale preguntar por qué.

Detengámonos en empresas cuyas marcas han perdurado en el tiempo porque les caracteriza una agenda persistente, recursos humanos y tecnológicos robustos y un propietario de tradición que –habrá que suponer– tiene solidez financiera. 

Caben en esa lista empresas que editan medios viejos y otros no tanto como El Universal, Reforma, La Jornada, El Financiero, El Heraldo, Excélsior, Milenio, El Economista, El Sol de México, La Razón, La Crónica de Hoy, La Prensa, Récord o Publimetro.

¿Por qué es importante?

Medios como los señalados forman opinión. Operan bajo la premisa de reflejar la realidad y hacer escrutinio del ejercicio del poder con el objetivo de contribuir al desarrollo de políticas que impacten positivamente en la sociedad. De eso va su papel y, contra crisis económicas, ataques desde el poder y fake news, deben ser un contrapeso del poder.

Entonces, ¿por qué parece perversa la comunión descrita líneas arriba entre los medios y el poder? Este es el mayor desafío que enfrentan los medios en la actualidad y es seguramente, una de las determinantes por las que cae la confianza en sus contenidos. Crece el escepticismo.

Según el Digital News Report 2023 del Instituto Reuters y la Universidad de Oxford, la confianza en las noticias en general que se difunden en México ha caído a una tasa de 36% desde el 49% que marcaba en 2017. 

La caída de la confianza es un fenómeno que ocurre al mismo tiempo que más organizaciones e individuos se suman a la discusión pública, compiten por una atención que antes parecía territorio exclusivo de las casas editoras. 

Y encima de todo, son más públicos los cruces de intereses empresariales y políticos, esos que antes eran mitos y leyendas. Que tal medio apoya a los empresarios o que detrás de otro está la presidencia. En fin.

Por eso una audiencia exigente debe tener en cuenta que populares medios de información en México son propiedad de poderosos consorcios empresariales quienes, a su vez, tienen intereses de proveeduría al gobierno o entidades públicas. O también, que grandes empresas y gobiernos pagan pautas publicitarias que pesan en los ingresos de los medios.

La lista de esos medios es larga y de ellos tenemos que hablar. 

Qué mejor ejemplo que el de la conocida marca Excélsior. Sus dueños, los empresarios Olegario Vázquez Raña y Olegario Vázquez Aldir son, además de influyentes concesionarios de radiodifusión, contratistas del gobierno en una variedad de negocios como energía, construcción e infraestructura.

Otras marcas conocidas son El Heraldo de México, propiedad del Grupo Andrade, también concesionario de radiodifusión, explota un negocio de venta y arrendamiento de vehículos automotrices a entidades públicas; o El Financiero, cuyo grupo ha crecido mientras gestiona contratos oficiales en proyectos de construcción y telecomunicaciones. Son botones de muestra.

Para despejar sospechas

Si bien no todo es noticia, ni toda la realidad cabe en lo que proyectan los medios, es fundamental discutir de calidad y ética en el periodismo mexicano, donde las audiencias –no los algoritmos– tengan un rol protagónico, pues lectores, anunciantes y grupos de interés, determinan su sostenibilidad en una incesante competencia por la atención.

Una discusión sobre la sostenibilidad de los medios que apunte a quitar a todos sus contenidos esa etiqueta de estar bajo sospecha. Que deje claro quién es quién.

Una sostenibilidad basada en la autocrítica y la colaboración hacia mejores prácticas de convivencia de ideas, pluralidad e imparcialidad. Que deje atrás los fantasmas que acompañan a los medios como el contrapunto maniqueo que ponen a La Jornada o a Reforma, a la izquierda y a la derecha. 

Por su historia y por su audiencia, una sostenibilidad de los medios donde las etiquetas sean lo de menos porque se impone la calidad del periodismo ético.

René Sánchez Huitrón René Sánchez Huitrón Egresado de Comunicación por la Universidad Autónoma Metropolitana, la experiencia del autor suma varios años de investigación, edición y dirección editorial en las salas de redacción de organizaciones como Notimex, El Financiero, El Economista, El Norte y Reforma. Actualmente es asesor senior en carralsierra.com Sus opiniones son personales.