Economía de los cuidados

México tiene un reto mayúsculo con la economía de los cuidados por lo que resulta fundamental el análisis de la primera encuesta que realizó el INEGI para implementar las respuestas.
21 Noviembre, 2023
Economía de los cuidados
Economía de los cuidados

Hasta muy recientemente el tema de economía de los cuidados recibía un trato de “exótico”, básicamente era una discusión académica o de especialistas. Se está viviendo un cambio acelerado: ya aparece en periódicos, discusiones públicas, se intenta legislar a nivel federal y local, y también es probable que surja en las campañas electorales, ya muy próximas. 

Comencemos por una definición. La economía de los cuidados se refiere a todas las actividades relacionadas con el cuidado de las personas, ya sean niños, adultos mayores, personas con discapacidad o personas enfermas. Estas actividades pueden ser realizadas de forma remunerada o sin paga de por medio, en el hogar o en otro lado. Quizá el desarrollar sistemas de cuidados sea la gran revolución de la política social para esta generación, (Goodhart, Pradhan, 2020)1. Si bien puede estar relacionada, se le confunde respecto a otros quehaceres domésticos, son cosas diferentes. 

Para México el reto es mayúsculo. Se tiene una población envejeciendo aceleradamente, el número de personas mayores a 65 años se va a doblar en un lapso de tiempo muy corto (aproximadamente veinte años, para llegar a 25 millones de personas). Aquí surgen varios aspectos: cuántas de ellas son independientes, tienen enfermedades crónicas, son personas ya muy ancianas, tienen precariedad financiera, etcétera. 

En la primera infancia se asoman varios problemas. Sn muy pocos los recursos destinados a este grupo poblacional, además que varios programas relevantes han desaparecido o se han vuelto muy pequeños (sobresale el caso de las estancias infantiles). Los servicios que existen son restringidos o se encuentran saturados. A pesar de la amplia evidencia de que la inversión en primera infancia tiene altos réditos, se trata de un grupo muy descuidado en términos presupuestarios (el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria, A.C., CIEP, lo ha documentado y tiene varios estudios al respecto). 

Cuando entramos al cuidado de personas con discapacidades o enfermas permanentemente, la cuestión se vuelve más dramática. Hay pocos apoyos institucionales, los presupuestos son muy escuetos, cuando no inexistentes. Para algunas personas (casi siempre mujeres) el cuidado de un ser querido puede representar una segunda tragedia personal. Aquí de fondo aparece el tema de cómo la sociedad debe repartir los riesgos y la solidaridad ante circunstancias adversas.

El mes pasado, el INEGI público la primera encuesta nacional especializada sobre el tema2. Su análisis resulta fundamental para la discutir y poder diseñar un sistema de cuidados. Algunos de los hallazgos principales son3:

  • En México se estiman 58.3 millones de personas susceptibles de recibir cuidados en los hogares, entre personas con discapacidad, población infantil (hasta 5 años, por considerar que mayores de 5 años van o deberían ir a la escuela) y personas adultas mayores (60 años y más). Del total de estas personas, 64.5% los recibe por parte de una persona de su hogar o de otro hogar. 
  • Los infantes de hasta 5 años reciben cuidados en la gran mayoría de los casos. Contrastan las personas con discapacidad o dependencia (en 61.5 % de los casos). 
  • En 2022, 31.7 millones de personas de 15 años y más brindaron cuidados a integrantes de su hogar o de otros hogares, incluyendo algunas labores domésticas.  De esta población, 75.1 % correspondió a mujeres y 24.9 %, a hombres.
  • Las mujeres que son cuidadoras principales dedicaron, en promedio, 38.9 horas a la semana a la labor de cuidados. En el caso de los hombres cuidadores principales, el promedio fue de 30.6 horas. 

La carga de los cuidados tiene un fuerte sesgo de género. Una buena noticia es que el sistema de cuidados puede tener beneficios por una mejor participación de las mujeres en los mercados laborales y contribuir al fisco ayudando a su viabilidad (CIEP 20224).   

Dos preguntas resultan obligadas. Primero, hasta dónde la Federación tendría la capacidad para financiar un programa de cuidados dados los recursos disponibles y compromisos de corto (mediano) plazo. Es más probable que dichos programas inicien como un esfuerzo de las entidades federativas (estados y Ciudad de México), reconociendo que sus capacidades administrativas y financieras varían de manera importante. Igualmente se presenta una discusión importante: ¿se debe pensar en un sistema integrado (infancia, adultos mayores, discapacidad) o en programas independientes?

La segunda pregunta es sobre fuentes de financiamiento y derechohabiencia. Si bien el buscar un sistema universal es deseable, probablemente tendría que nacer con algunas restricciones de participación. Van ideas al respecto para fomentar la discusión.

  • Tendría ventajas que los cuidados ocurrieran como parte de la seguridad social. Por ejemplo, diferentes instrumentos financieros, particularmente seguros, podrían ser integrados. Esto contrasta respecto a la visión de asistencia donde el financiamiento suele ocurrir como gasto corriente. Obviamente hay que reconocer el problema de la enorme informalidad y el reto de integrar a toda la población al sistema de seguridad social. 
  • Es tiempo de revisar qué papel jugarían los grandes institutos (tanto IMSS como ISSSTE) respecto a los cuidados. Probablemente otros proveedores serían más eficientes respecto a varios de los servicios. Un buen diseño tendría que considerar provisión y financiamiento, y sus alternativas.  
  • Para el caso de los adultos mayores, se puede diseñar un quinto pilar en las pensiones que integre los flujos de reparto, cuentas individuales, ahorro voluntario y la no contributiva a seguros y servicios de cuidado en vejez. 

Un buen sistema de cuidados puede hacer diferencias significativas en bienestar y calidad de vida de las personas. Aún con sus complejidades y las restricciones de espacio fiscal que vive México actualmente, debemos priorizarlo. 

 

1/ Goodhart, Charles, Manoj Pradhan, (2020), The Great Demographic Reversal: Ageing Societies, Waning Inequality, and an Inflation Revival, Palgrave MacMillan. Se recomienda la sección de este libro sobre los potenciales efectos para los mercados laborales de la demencia senil. 

2/ https://www.inegi.org.mx, ENSANIC   

3/ Fuente: comunicado del INEGI presentando la encuesta.

4/ CIEP, (2022), “Valor del Trabajo No Remunerado en los Hogares: Una vía para impulsar el desarrollo y el sistema fiscal”, Centro de Investigación Económica y Presupuestaria, A.C. (www.ciep.mx).

Héctor Villarreal Héctor Villarreal Profesor investigador, líder de la Iniciativa para la Transición Económica y Demográfica (ITED) en el Tec de Monterrey. Fundador y ex director del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP). Es doctor por la Universidad de Wisconsin en Madison con la especialidad de microeconomía aplicada.