Sin un sistema de cuidados se agrava la desigualdad de género

De las 31.7 millones de personas dedicadas al cuidado de algún familiar, el 75% son mujeres de 40 años en promedio. Casi la mitad de ellas no trabaja porque no hay quién cuide a sus hijos o familiares.
9 Noviembre, 2023
Foto: Pexels.
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Para disminuir la desigualdad de género, el empoderamiento de las mujeres a través de la participación laboral debe ser una prioridad en la agenda pública.

Actualmente en México, el 76.5% de los hombres y el 45.7% de las mujeres pertenece a la Población Económicamente Activa (PEA) -según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo 2023 (ENOE)-, lo que equivale a una brecha de género de 30.8% en la participación laboral. Este dato, por sí mismo, ya es preocupante. Pero cuando vemos que el 47.6% de las mujeres no trabaja -según estimaciones a partir de la ENOE 2022- porque no hay quién cuide a sus hijos(as), a enfermos(as) o adultos(as) mayores, la situación se hace inaceptable.

Es sabido que en México, y en muchos otros países, el trabajo de cuidados no remunerados recae en su mayoría en las mujeres, lo que pone a esta población en una situación de desventaja, vulnerabilidad, rezago y falta de autonomía. Esta situación obstaculiza significativamente sus posibilidades de progreso y bienestar y, al mismo tiempo, abre la brecha de la desigualdad. 

En la sociedad mexicana las normas sociales son aspectos muy arraigados. Son creencias sobre lo que otros piensan que deberíamos hacer pero que no necesariamente obedecen a principios de derechos humanos, desarrollo, bienestar y calidad de vida.

En México, por ejemplo, una norma social es que las mujeres, por el hecho de ser mujeres deben ser las responsables del cuidado de los hijos y de las tareas domésticas, sacrificando sus oportunidades de estudio y empleo. En este contexto, “el hombre es el que provee (trabaja) y la mujer la que se queda en casa haciendo tareas domésticas no remuneradas”. Este tipo de normas sociales desequilibra las oportunidades de desarrollo entre mujeres y hombres, donde la clara y evidente ventaja es para éstos últimos. 

De acuerdo con los datos de la ENOE 2022, existe una brecha importante entre hombres y mujeres en las horas dedicadas a la semana en el cuidado o atención de niños y niñas, adultos mayores, enfermos(as) o personas discapacitadas. Durante ese año, para dicha actividad, las mujeres dedicaron en promedio 20.1 horas a la semana, mientras que los hombres 11.39 horas, una brecha de 8.7 horas. Asimismo, existe una brecha de género importante en el tiempo dedicado a los quehaceres del hogar como lavar, planchar, preparar y servir alimentos, barrer, etc. En este caso, las mujeres dedican en promedio 19.33 horas a la semana, mientras que los hombres 6.65 horas; es decir, hay una brecha de 12.68 horas. 

Recientemente el Instituto Nacional de Estadística y Geografía hizo pública la Encuesta Nacional para el Sistema de Cuidados (ENASIC 2022), la cual tiene como objetivo brindar información sobre la demanda de cuidados en los hogares y las personas cuidadoras, la cobertura de mecanismos de cuidados y las repercusiones en el mercado laboral. De acuerdo con los microdatos de la ENASIC, en México hay 31,652,127 personas de 15 años o más dedicadas al cuidado de algún familiar o hijos(as). 

De las personas cuidadoras, el 75.09% es mujer y el 24.91% hombre, una diferencia de 50.18%. La gran mayoría de las mujeres cuidadoras se encuentran casadas o viven en unión libre (70.27%), tienen en promedio 40 años y, si labora, lo hace de tiempo parcial. Lo anterior pone en evidencia la importancia que tienen los estereotipos de género en la dinámica familiar.

Muchas veces las mujeres con hijos(as) tienen que asumir este rol debido a la falta de opciones para dejar a sus hijos en un lugar seguro que brinde las herramientas necesarias para el bienestar y desarrollo integral de los y las niñas. Pero además, el modelo de regulación laboral actual no otorga los elementos básicos que faciliten la participación económica de las mujeres con hijos(as). Por ejemplo, de acuerdo con los datos de la ENASIC 2022, sólo el 28.30% de las mujeres cuidadoras con hijos(as) que trabaja tiene acceso a guardería, el 49.72% no puede llevar a sus hijos(as) al lugar de trabajo y el 32.3% no tiene permitido ausentarse de su empleo por alguna cuestión relacionada con los y las hijas. Además, el 44.3% de las mujeres cuidadoras no dispone de prestaciones para la lactancia materna.

Hasta el momento, se han propuesto algunas reformas legislativas para contar con un Sistema Nacional de Cuidados. Sin embargo, todavía no se llega a un consenso al respecto. Una de estas propuestas es la reforma al artículo 4° constitucional en materia de cuidados. Esta reforma decreta que toda persona tiene derecho al cuidado digno que sustente su vida y le otorgue los elementos materiales y simbólicos para vivir en sociedad a lo largo de toda su vida. Además, establece que en todas las decisiones y actualizaciones del Estado se velará y cumplirá con el principio del interés superior de la niñez garantizando de manera plena sus derechos, al mismo tiempo que este sector tendrá derecho a la satisfacción de sus necesidades de alimentación, salud, educación, cuidado desarrollo, entre otros.

Esta misma reforma faculta al Congreso de la Unión a expedir la Ley General que establezca la concurrencia de los tres órdenes de gobierno, en el ámbito de sus respectivas competencias en materia del Sistema Nacional de Cuidados. La propuesta de Reforma se encuentra en la mesa de análisis del Senado de la República. 

En este sentido, si verdaderamente se quieren construir sociedades más justas, igualitarias y maximizar su contribución al desarrollo social y económico del país, es necesario darle seguimiento a las iniciativas que se han planteado respecto al establecimiento de un Sistema Nacional de Cuidados para elevar la participación económica de las mujeres, su empoderamiento y autonomía, y al mismo tiempo brindar opciones de cuidado a los hijos(as) seguras y que contribuyan al desarrollo integral de las infancias.

Alicia Santana Cartas Alicia Santana Cartas Especialista en desarrollo social, medición del bienestar y construcción de indicadores. Tiene interés particular por el análisis de políticas públicas. Es directora general de Simetría, AC (www.simetria.org), una organización de la sociedad civil, apartidista y sin fines de lucro.