¿Las de ganar?

Si no se llega a un acuerdo del TLCAN antes de la ruta final hacia el proceso electoral, la capacidad para concluirlas será factor determinante en las elecciones presidenciales de 2018
21 Agosto, 2017

Marcaron las 12:00 hora de Washington, DC., y con estricta puntualidad anuciaron oficialmente la conclusión de las pláticas de la primera ronda para la renegociación del TLCAN –o cómo ya se le conoce en los medios internacionales, el TLCAN 2.0.

Mientras se retiraba el equipo nombrado para redactar el aviso oficial de los resultados de esta primera ronda de conversaciones, el equipo canadiense se animó a comentar que seguían comprometidos a alcanzar un acuerdo dentro de los tiempos pactados.

Ya conoceremos la versión oficial de los resultados de esta primer ronda de conversaciones, que elaborará en lo positivo y dejará fuera lo negativo de las sesiones. Pero de la poca información con la que contamos, sabemos que los temas relativos a reglas de origen y la eliminación del capítulo 19 para resolución de disputas, unificaron en su oposición a las delegaciones negociadoras canadienses y mexicanas.

 

Primer día de la renegociación del TLCAN (Foto: La Izquierda Diario)

 

Poco o nada nos han hecho saber de la reacción respecto al resto de las demandas de renegociación del TLCAN por los estadounidenses (listadas en el memorandum presentado por el USTR del gobierno estadounidense al senado de ese país el 17 de julio).

 

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Aunque, antes de que nuestro equipo negociador partiera para Washington, DC, diversos analistas económicos manifestaran su optimismo, por la “coincidencia” con la agenda de temas presentada el 27 de julio pasado, al senado mexicano por el secretario de comercio, Idelfonso Guajardo.

Indudablemente, para nuestros negociadores, este primer encuentro oficial debe haber sido de gran aprendizaje. No sólo debieron situarse en el contexto de una negociación trilateral, en la que México representa el eslabón más débil, sino que dentro de esa circunstancia, pudieron analizar las opciones disponibles para mejorar las probabilidades de éxito en la mayoría de sus encomiendas, habiéndolas priorizado de conformidad con el impacto que cada una de ellas tendrá para nuestro país.

No está de más decir que los temas que deberán abordar y en su momento decidir, tienen el potencial de desestabilizar sectores económicos enteros o a la economía mexicana en general, y que algunos de ellos son de imposible cumplimiento –lo que lleva a cuestionar si el fin último al establecerlos, es la aplicación de las sanciones que en cuyo caso se lleguen a pactar (pensemos en la demanda estadounidense de igualar salarios entre países).

Supongo que –eventualmente, de la información que se filtre, habrán reacciones de los sectores industriales afectados; y de la que compartan las autoridades, vendrán propuestas por parte de las cámaras de comercio y de los consejos empresariales en general, a partir de las cuales surgirán las estrategias de propaganda.

Nos avasallarán con las opiniones de los muchos analistas económicos, que utilizando cifras billonarias de crecimientos trillados, repetirán lo mucho que el TLCAN benefició la macroeconomía –y a unos pocos multimilonarios mexicanos, que pretenderán una vez mas justificar que México, sin TLCAN es un país sin esperanza [1].

Afortunadamente, nuestro proceso de aleccionamiento no será prolongado. Antes de que cante el gallo, es decir, alrededor del 10 de septiembre próximo, la segunda ronda de negociaciones dará comienzo en la Ciudad de México. Y si todo corre como esperado, la renegociación tomará entre siete a nueve rondas, con un máximo de tres semanas entre ellas, a fin de que llegar a un acuerdo para fines del 2017.

Y el estrecho calendario que se impusieron las partes no es arbitrario. Los gobiernos de las tres naciones están al tanto de la estrecha ventana de oportunidad con la que cuentan para concretar las negociaciones.

 

El tiempo para concluir la renegociación del TLCAN está limitado por el proceso electoral en EU y México.

 

Por una parte, los procesos electorales de junio del 2018; y, por otra, las elecciones parciales para la renovación de 33 escaños en el senado estadounidenses. Así lo reconoció el secretario de comecio estadounidense, Wilbur Ross, que en conferencia de prensa en el SelectUSA Investment Summit, el 19 de junio pasado, expresó que “existen muchas razones para completar la renegociación del TLCAN este año, [entre ellas] México tiene elecciones generales en julio del 2018, mientras que U.S. tendrá elecciones parciales unos meses después”.

 

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Sin embargo, en la misma conferencia de prensa, Ross comentó a los reporteros que: “en un mundo ideal, trataríamos de concluír [la negociación] para fines de este año calendario. Eso sería una velocidad record para cualquier gran negociación comercial, así que no sé si podremos hacerlo. Pero ciertamente estamos conscientes del calendario, y del hecho de que fundamentalmente el tiempo no es nuestro amigo.”

Ahora bien, vale la pena reflexionar las implicaciones de lo tan sencillamente expuesto por el secretario de comercio estadounidense. Para nuestro gobierno, y en consecuencia, para el equipo de negociadores por ellos designado, la prioridad máxima es alcanzar un acuerdo dentro de un cronograma, en el que las negociaciones concluyen al cierre del presente año calendario.

De lograrse este objetivo, el ejecutivo federal podría legítimamente presentar al senado las modificaciones negociadas al TLCAN, para su ratificación dentro del primer período de sesiones del 2018, y obtener su aprobación –considerando que cuenta con el apoyo de los senadores de su partido y los de sus aliados.

Pero supongamos por un momento que no será posible concluír la renegociación del TLCAN dentro del tiempo previsto.

 

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Llevamos más de 23 años de indoctrinación, que ha conseguido que asumamos como valor incuestionable nuestra interdependencia con Estados Unidos. Consideremos que esta premisa es una verdad absoluta.

Siendo así y siguiendo un proceso de estricta lógica, si antes de que comience el proceso electoral México no consigue llegar a un acuerdo en la renegociación del TLCAN, el factor determinante en las próximas elecciones presidenciales del 2018, será la capacidad del candidato o candidata de llevar a buen término las negociaciones iniciadas por el anterior gobierno.

Bajo estas premisas, según ustedes ¿quién llevaría las de ganar?

      

[1] Hago una marcada excepción con Nydia Egremy Pinto. Entre mis lecturas encontré su artículo “Secretos y Tratados de Libre Comercio (TLC’s), publicado el pasado 10 de Julio de 2017 por el Semanario, cuya lectura considero imprescindible para cualquiera que desee formarse una opinión versada sobre las negociaciones del NAFTA 2.0 o de cualquier tratado de libre comercio. https://elsemanario.com/colaboradores/nydia-egremy/212772/secretos-y-tlcs/

 

Twitter: @PuriCarpinteyro

Purificación Carpinteyro Purificación Carpinteyro Ha ocupado altos puestos en el sector privado nacional e internacional y en la administración pública y el poder legislativo federales. Es una de las más reconocidas especialistas en telecomunicaciones del país y ha obtenido innumerables premios, incluyendo dos condecoraciones del gobierno brasileño. Es autora del libro “El fin de los medios”.