No somos, pero nos parecemos

Qué cerca está México de aquellas dictaduras sudamericanas de los años Setenta. Pero no todo es responsabilidad del gobierno, acaso ¿alguna vez hemos visto una marcha o plantón para defender a las instituciones y quienes las representan?
4 Agosto, 2016

México es una república, federal, representativa y democrática.

Nuestros gobernantes fueron elegidos democráticamente. Se dice pues, que vivimos en un estado de derecho. ¡Qué bueno! Sin embargo, ¿por qué no puedo dejar de pensar en lo siguiente?

1.- En un gobierno ilegítimo. Si bien en un golpe de estado se consigue el poder por la fuerza y no por las vías institucionales, también lo es que la legitimidad de los gobernantes se pierde cuando se niegan a ejercer su autoridad y cumplir con la ley.

2.- Consecuentemente, en la ausencia del Estado de Derecho. Muchos pueden infringir la ley que no responderán por sus actos ante una autoridad ausente o rebasada en sus capacidades. Ya decíamos de los delitos de Sedición, Motín y Conspiración que no se persiguen.

3.- En la corrupción de muchos que ejercen la función pública, pese a los esfuerzos por combatirla.

4.- En los enfrentamientos entre grupos civiles y fuerzas del gobierno. Nochixtlán por sólo dar un ejemplo. Nuevos enfrentamientos a balazos la semana pasada.

5.- En miles de homicidios. En este año llevamos más de 5,000 con arma de fuego.

6.- En las desapariciones forzadas. Un total de 25 mil 648 se han reportado en México durante los últimos 10 años, reveló un estudio realizado en septiembre de 2015.

7.- Ejecuciones ilegales. Tanhuato, en un rancho.

8.- En la tortura. La PGR no tiene cifras exactas pues es muy difícil documentarlo. Hay quienes aseguran que son varios miles. Sabemos que es una práctica muy habitual.

9.- En el ejército ocupando las calles, haciendo rondines, vigilando.

10.- En el toque de queda de facto al no circular libremente por las calles de una ciudad, generalmente en las horas nocturnas. Comúnmente se hace en situaciones de guerra o conmoción interna que vive un país o una ciudad.

11.- En la violación a los derechos humanos. No reprimir la protesta de los manifestantes, está significando la represión de los derechos humanos de todos los demás. Justamente lo que el gobierno no quiere.

12.- En la soberanía nacional que no radica en el pueblo, impidiéndole escoger la forma de su gobierno. No obstante que la Constitución dice que la soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo; que todo poder público dimana del pueblo y que se instituye para beneficio de éste; que el pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno; y que el pueblo ejercerá su soberanía por medio de los Poderes de la Unión. Si así fuera, la Constitución establecería mecanismos eficientes para hacerla valer. Evidentemente, a través de los Poderes (el legislativo), nunca llegará una iniciativa emanada del pueblo a cambiar nuestra forma de gobierno.

13.- En que no hay elecciones libres. Cuando los partidos políticos y el dinero son los que imponen candidatos, el costoso proceso electoral es sólo una farsa. Excepción hecha de algunos independientes.

Con estos pensamientos en la mente me pregunto, ¿qué nos distinguiría ahora mismo de las dictaduras latinoamericanas del siglo pasado? En mi imaginario, prácticamente nada nos distingue de lo que vivió Argentina o Chile en aquellos días.

Como excepción, podríamos señalar la ausencia de censura a los medios de comunicación y la participación política del ejército. Pero si la libertad de escribir se amordazara y los militares participaran, habríamos completado el catálogo de una dictadura.

Entiendo las razones políticas, históricas y sociales del momento actual. No todas son responsabilidad del gobierno actuante, pero sí de enfrentarlas. Me queda claro también, que sin nuestra ayuda, seguirá sintiéndose sólo, acorralado e impotente. Démosle ese apoyo que le devuelva la legitimidad para poder actuar.

¿Alguna vez hemos visto una marcha o plantón para defender a las instituciones y quienes las representan? ¿Alguna vez hemos pensado, que si no contribuimos todos al gasto público limitamos las acciones del gobierno para que nos proteja?

Si hacemos eso, también estaríamos legitimándonos para cambiar, si queremos, nuestra forma de gobierno que para eso somos soberanos. A quienes nos gobiernan tampoco les gusta lo que está sucediendo, no son nuestros enemigos como acontece en las dictaduras.

 

@borozco16

Benjamín Orozco Manjarrez Benjamín Orozco Manjarrez Abogado especialista en Delitos Fiscales y Financieros. Fue Titular de la Unidad Especializada en Investigación de Delitos Fiscales y Financieros de la Procuraduría General de la República, anteriormente como responsable del área penal del SAT. Abogado postulante (socio fundador) de DDE, defensa de delitos económicos.