Desigualdad del Ingreso y el Papel del Gobierno en México

El otorgamiento de privilegios, la falta de transparencia y en algunos casos el abuso del poder también son causas de la disparidad de ingresos en beneficio de unos pocos. En cierta medida, el deterioro en la inequidad de ingreso se debe precisamente a la actuación de las mismas autoridades.
26 Abril, 2016

La desigualdad de ingreso encuentra explicación tanto en factores económicos como políticos y sociales, pero las causas de su deterioro y permanencia se encuentran mayormente en la naturaleza y el actuar de sus gobiernos.

Falta de transparencia, abuso de poder, otorgamiento de privilegios y, sobre todo, obstáculos a una competencia más libre y más justa son razones que perpetúan y agravan la inequidad en la distribución de la riqueza en un país.

La historia demuestra que un menor nivel de desarrollo económico generalmente está asociado a un menor grado de competencia económica, pero cuando la apertura económica se distorsiona por el otorgamiento de privilegios y uso del poder, la concentración de la riqueza se agrava. Todos estos factores explican la desigualdad de ingreso en México.

En el país es notoria la gran inmensidad en la desigualdad económica.

Por un lado, se puede ver el floreciente ambiente de negocios junto a una clase burócrata bien pagada y con privilegios. Por el otro lado se encuentra la mayor parte de la población, los mexicanos de a diario, que son los que hacen caminar al país con jornadas que van desde muy temprano en la mañana hasta ya bien entrada la noche, para poder afrontar al menos el gasto diario de la familia.

Estos últimos representan la grandeza de una raza que siempre ha sido más grande que sus problemas, pero que desafortunadamente enfrenta una fuerte restricción de oportunidades para salir adelante.

Este es el México doble en donde la disparidad de ingresos puede alcanzar decenas de salarios mínimos, y no precisamente porque los primeros sean más productivos que los segundos como se esperaría que fuera en un sistema de competencia perfecta y justa. Sino más bien esto es propio de un sistema que privilegia no solo a grupos de poder sino también a una clase política.

Existen varios factores que explican la inequidad o desigualdad de ingresos en un país, entre los cuales se encuentran aquellos de carácter económico, político y social.

Entre los de carácter económico se cita con más frecuencia la disparidad de salarios dado el diferencial de productividades entre los mismos trabajadores y también con respecto a los propietarios del capital. Así, mientras el grueso de los trabajadores recibe sueldos en base a su entrenamiento o destreza física, la clase dirigente lo hace ya sea en base a sus méritos propios, cercanía o lealtad con los dueños del capital, o bien por recomendación política.

En el factor político es bien sabido que el arribo de cierto grupo al poder siempre conlleva el ascenso de nuevos personajes que no necesariamente tienen carrera política o que han destacado por su contribución a la política del país, pero que sin embargo les otorga un status mayor no solo en términos económicos sino también de poder.

El otorgamiento de privilegios, la falta de transparencia y en algunos casos el abuso del poder también son causas de la disparidad de ingresos en beneficio de unos pocos.

La promoción de una educación masiva y de baja calidad no solo contribuye a los bajos salarios sino también a atemperar la efervescencia social, la cual al final encuentra una gran cabida en un mercado informal o bien se acomoda en sectores totalmente ajenos a la misma profesión. En este sentido, no es extraño encontrar médicos trabajando de taxistas ante la falta de oportunidades dignas en una economía con estructuras ineficientes.

En el aspecto social, la marginación de grupos étnicos y la falta de acceso a la educación y oportunidades de trabajo también los convierte en grupos deprimidos y muy vulnerables a los vaivenes del ciclo económico. Este es el grupo en donde la pobreza extrema no solo se ha enraizado, sino que además se ha hecho más dificil de combatir de manera estructural, aunque muy fácil de solucionar de manera transitoria. Ya que la probreza extrema se puede reducir en las estadísticas a través de simples transferencias públicas que eleven el ingreso familiar por encima de la línea de pobreza a lo largo de un periodo de gobierno.

Un sistema de competencia sin igualdad de oportunidades crea las condiciones para la destrucción de la propia competencia, porque los mayores jugadores fácilmente se comen a los menores a fin de eliminarlos de la competencia y adueñarse del mercado ante la complacencia de las mismas autoridades.

La asignación de contratos públicos a grandes corporaciones no es en si negativo, porque al final de cuentas ello puede traer consigo tecnología y capital. El problema surge cuando se asignan los contratos a dichos grupos a través del otorgamiento de priviliegios y ventajas, porque ello elimina automáticamente a los demás postores.

En este sentido, en cierta medida el deterioro en la inequidad de ingreso se debe precisamente a la actuación de las mismas autoridades. Así, un proceso de privatización puede resultar exitoso si el gobierno evita la concentración de esa industria en pocas manos. Pero también es necesario que el gobierno adopte el compromiso y garantice las medidas de largo plazo para mejorar la distribución del ingreso derivado de esa misma privatización.

 

*/ El presente artículo es un resumen del estudio titulado: “Income Inequality and the Role of Government: The Case of Mexico”, publicado en el Journal of Emerging Markets, Vol 20, Spring/Fall 2016. 

Alfredo Coutiño Alfredo Coutiño Economista por la UNAM, maestro en Economía por el ITAM y doctor en Economía Aplicada por la Universidad Autónoma de Madrid. Es director para América Latina de Moody's Analytics, subsidiaria de la calificadora Moody's Corporation, desde 2005 en donde lidera el análisis, modelos y pronósticos para América Latina. Fue director de Ciemex-Wharton Econometrics.