¿Recorte al Gasto Sin Efectos?

Decir que el recorte al gasto no va a tener efecto sobre el crecimiento usando el argumento de que su expansión en el 2014 tampoco estimuló la economía es simplista y carece de sustento analítico.
19 Febrero, 2015

Decir que el recorte al gasto no va a tener efecto sobre el crecimiento usando el argumento de que su expansión en el 2014 tampoco estimuló la economía es simplista y carece de sustento analítico. Si estadísticamente existe una alta correlación entre el presupuesto federal y las cuentas nacionales, ¿entonces porqué no habría un impacto en el crecimiento?

Si la política fiscal expansiva fue poco efectiva para levantar el crecimiento en el 2014, no fue porque el gasto de gobierno haya sido ineficiente sino más bien porque hubo un desplazamiento del gasto privado y porque se produjo más inflación. En primer lugar, la expansión fiscal en 2014 se financió en buena medida a través de mayores impuestos, lo cual se tradujo en menor gasto privado. Por lo tanto, en el neto, el gasto total en la economía no tuvo el aumento esperado. Quitarle ingresos al sector privado para gastárselo el gobierno no agrega mucho a la economía. En segundo lugar, al tener mayor inflación por efecto de los impuestos, el aumento en el gasto total neto es contrarrestrado en cierta medida por el aumento en precios, por lo que el efecto sobre el PIB real es marginal o incluso nulo. Por lo que concluir ineficiencia en el gasto público es un error.

De la misma manera, concluir que el recorte al gasto en el 2015 no va a tener impacto sobre el crecimiento porque es gasto ineficiente es pecar con el mismo error. Hasta ahora lo que sabemos es que el gobierno va a gastar menos, sobre todo en Pemex y CFE, y que ya puso a temblar a muchos proveedores de bienes y servicios para el sector público, los cuales no solo verán reducido sus niveles de ventas sino también enfrentarán retrasos en sus cobranzas, con efectos potenciales sobre el empleo. 

Para tener una idea de si el recorte en el presupuesto se va a transmitir al gasto de gobierno de las cuentas nacionales (y consecuentemente hacia el PIB), basta con ver la correlación que existe entre ellos. Estos cálculos estadísticos confirman que existe una correlación históricamente alta entre el gasto presupuestal del sector público y el gasto de gobierno de las cuentas nacionales. Dentro del gasto presupuestal, el gasto del gobierno federal tanto corriente como de capital es el que tiene mayor correlación con su contraparte de las cuentas nacionales, mientras que el gasto de las paraestatales se correlaciona en un grado ligeramente menor. Así, mientras el gasto presupuestal del gobierno federal tiene una correlación de 0.98, el de las paraestatales es de 0.96 con respecto al gasto de gobierno nominal tanto en consumo como inversión de las cuentas nacionales.

Una vez conocida la existencia de correlación entre las finanzas públicas y las cuentas nacionales, una manera de determinar el impacto del recorte presupuestal sobre el gasto de las cuentas nacionales es a través de la estimación econométrica de las elasticidades de corto y largo plazo. Es decir, cuanto del recorte en el presupuesto se transmite inmediatamente al gasto de las cuentas nacionales y cual es el impacto acumulado a lo largo del tiempo.

Así, la elasticidad de corto plazo indica que un recorte de un punto porcentual en el gasto presupuestal del sector público nominal (gobierno federal y paraestatales) ocasiona una reducción de 0.5 puntos porcentuales en el gasto de gobierno nominal de las cuentas nacionales (consumo e inversión pública) en el mismo periodo. Mientras que la elasticidad de largo plazo indica que un recorte de un punto porcentual en el presupuesto produce una reducción total acumulada de 0.7 puntos porcentuales en el gasto de gobierno y toma cuatro trimestres para transmitirse completamente a las cuentas nacionales.

Ciertamente, el impacto del recorte en el presupuesto no se transmite uno a uno al gasto de las cuentas nacionales. Como tampoco se transmite de una vez por todas, sino más bien a través de algunos periodos. Pero el impacto es definitivamente significativo y en el caso del recorte actual ni será trivial ni de solo un par de décimas.

Por lo tanto, el recorte al gasto presupuestal de 0.7% del PIB que las autoridades anunciaron (gobierno federal y paraestatal) ocasionará una reducción del gasto de consumo e inversión del gobierno en las cuentas nacionales de 0.5 puntos porcentuales del PIB nominal. Si el recorte al gasto no afecta la inflación, entonces todo el ajuste en el PIB nominal lo absorbe el crecimiento de la economía real. Así, el crecimiento en el año se reduciría en medio punto porcentual.

Sin embargo, lo más seguro es que el peso se mantenga depreciado en el año y con ello afecte a la inflación. En este caso, la reducción en el crecimiento del PIB podría resultar mayor a medio punto porcentual como resultado de una inflación mayor a la originalmente estimada en el presupuesto. Pero esta mayor inflación no será resultado del recorte al presupuesto sino más bien de la depreciación cambiaria.

Así, una razón de peso por la que el recorte al gasto podría verse expresada en una reducción menor del crecimiento es si se produce una caída en la inflación. Pero esto, poco o nada tiene que ver con un gasto ineficiente, sino más bien con la consistencia y efectividad de la política monetaria.

Twitter: @AlfredoCoutino

Alfredo Coutiño Alfredo Coutiño Economista por la UNAM, maestro en Economía por el ITAM y doctor en Economía Aplicada por la Universidad Autónoma de Madrid. Es director para América Latina de Moody's Analytics, subsidiaria de la calificadora Moody's Corporation, desde 2005 en donde lidera el análisis, modelos y pronósticos para América Latina. Fue director de Ciemex-Wharton Econometrics.